sábado, 10 de enero de 2009

EL DIABLO EXISTE… ¡Y VIVE EN DUBAI!

La mayor ventaja de vivir en la Era de la Estupidez (¿hace falta justificar este nombre) es la diversión que nos procura, una vez que nos reponemos de sus sorpresas continuas. El hecho de que la ciudad que ahora se intente poner de moda -con resultados parece que satisfactorios- a todos los niveles (finanzas, arquitectura, turismo,…) sea precisamente Dubai produce un pasmo tal que sólo dos explicaciones son posibles: o nuestra civilización ha tocado techo y hemos llegado al máximo de estupidez posible, o es la prueba palpable de que Lucifer existe, y cumpliendo sus objetivos de corromper al inteligentísimo ser humano, ha sentado sus reales en este epicentro de la decadencia dispuesto a convertirla en la nueva capital del mundo. Da igual que nos inclinemos por una u otra razón, esta nueva Torre de Babel sólo podrá ser barrida del mapa con un nuevo diluvio, dado que el problema idiomático sigue vigente y ya no resultaría una solución. Así que cuando todos los corrompidos vean pasar bajo sus ventanas una fila de animales emparejados… ¡que se vayan comprando un salvavidas!

Dubai es uno de los Emiratos Árabes que forman esa curiosa unión de desiertos enriquecidos por el azar al contar en su subsuelo con una sustancia sucia y pegajosa que sin embargo es muy cotizada. La mayor parte de su población son extranjeros, que no tienen posibilidad alguna de nacionalizarse ni a medio ni a largo plazo, así como sus hijos tampoco adquieren ese derecho aunque nazcan allí. Se trata de mano de obra barata a la que se impide el acceso a la riqueza del país, pese a su colaboración real y continua en el progreso del mismo. Trabajan en condiciones deplorables, e incluso se les dificulta la vuelta a sus lugares de origen al serles requisados los pasaportes según entran en el emirato (véase, por ejemplo, el interesante informe http://www.npr.org/templates/story/story.php?storyId=5250718
). Gracias a todo esto, la minoría nativa puede dedicar todo su tiempo al deporte nacional: consumir y gastar, no importa en qué.

Pero el objeto de este artículo no es de dónde viene esta fortuna, sino precisamente en qué se gasta. Y el Emirato de Dubai ha decidido despilfarrarla en crear una ciudad en la Nada; es de suponer que si le hubiera costado esfuerzo ganarla, se lo hubiera pensado dos veces. La definición del lugar como la Nada no es gratuita: se trata de un desierto con todas las de la ley, un sitio donde la temperatura media a la sombra es de 50ºC. Si cualquiera de los grandes urbanistas de la historia levantara la cabeza y viera de qué han servido sus enseñanzas se volvía al catafalco de inmediato. Nadie, aplicando parámetros de elemental comprensión, elegiría este lugar para crear una macrourbe. Hasta los polos se antojan más favorables…

Sin embargo, los medios informativos no escatiman espacio ni tiempo en airear todas las maravillas de esta nueva Babilonia. Por internet, esos seres plomizos que tienen como "hobby" la producción y envío masivo de interminables presentaciones de “powerpoint” adjuntan a sus correos una y otra vez reportajes de Dubai, como si fuera la suprema maravilla del mundo. El ciudadano medio se pasma y queda boquiabierto ante la contemplación de tanto lujo y boato.

Y no sólo él: las revistas especializadas se enorgullecen en publicitar esta arquitectura de feria, que supone el triunfo del estilo “exposición universal”. Lo q
ue en otros tiempos tenía un carácter experimental, ahora nace ya consolidado, y todo el “star system” se pega por ver quién construye el edifico más imposible, más caro, con distribución más complicada, con mayor coste de mantenimiento y gasto energético más prohibitivo… La larga tradición de manuales y tratados de arquitectura traicionada por el ansia de figuración. También los grandes maestros de la arquitectura se volverían a la tumba si vieran esto.

El nuevo turismo de pacotilla, hastiado de coleccionar pegatinas de los sitios por donde pasa (y no permanece más de un par de horas, salvo que haya un Starbuck Coffe donde comer como en casa), ha convertido además en un “must” este disparate, y en los foros de mayor nivel no eres nadie si no te has dado una vuelta por aquí. No olvidemos que en este paraíso las playas se usan de noche, ya de día se corre un riesgo cierto de ser fulminado por el sol. ¿Qué interés puede tener un sitio así?

Entre otras lindezas, aquí
encontramos un hotel submarino, réplicas de la torre Eiffel o de las pirámides de Gizeh (eso sí, siempre a tamaño mayor que el original), e incluso una pista de esquí cubierta. Arroyomolinos no era nada comparado con esto… ¿Qué coste energético tiene el que los simpáticos jeques y sus harenes hagan patochadas en la nieve? ¿Qué gasto supone una ciudad construida en vidrio y muros-cortina –ese pernicioso invento- en un desierto? ¿Alguien ha sacado la cuenta de los kilovatios que se necesitan para climatizar todo esto? ¿De dónde se saca el agua en un desierto para alimentar a una ciudad entera donde no se escatima tampoco en fuentes, juegos acuáticos o riegos?

Es increíble que mientras países enteros empiezan, en un gesto de cordura sin par, a movilizarse y hacer campaña por un crecimiento sostenible, por un uso racional de los recursos energéticos, por el consumo inteligente, a otros países se les permita derrochar sin fin para satisfacer los caprichos más absurdos. Y lo que ya resulta un auténtico chiste es que una de las actividades más publicitadas de esta ciudad sea un congreso anual e internacional de… ¡expertos medioambientales! Absolutamente cierto. Personalmente, me voy a dejar mis luces encendidas y el grifo abierto sin ningún pudor. Si Dubai puede, mi casa también puede.

Occidente entero celebra esta ceremonia de la estupidez, y se rinde alegremente a los excesos y derroches de una cultura cuyos jueces hace poco negaban el divorcio a una niña de ocho años por no tener uso de razón para ejercer tal derecho (por lo visto para su matrimonio no fueron tan estrictos). Hasta tal punto es así, que Madrid y Barcelona ya son ciudades hermanadas con Dubai, que muchos trabajadores españoles y europeos de todos los niveles se dejan comprar por los jeques para trabajar allí, y que nuestras empresas consideran que existe oportunidad de negocio y trasladan allí inversiones que deberían estar haciendo aquí, sobre todo con los tiempos que corren.

Creo que todo lo anterior es sin embargo, soportable. Lo que de verdad me resulta imperdonable y
cercano a un delito contra la humanidad, es que todo lo que se está haciendo allí a altísimo coste sea tan nauseabundo y hortera. Islas con forma de palmera o de continentes… como si fueran esos panes o pasteles con forma de animales que hacen las panaderías como reclamo de escaparate. ¿Quién es el idiota que quiere tener una casa en un reclamo de escaparate? (Respuesta: el mismo capaz de pagar un dineral por hacer publicidad a alguna casa de lujo, llevando un logotipo enorme sobre su ropa). Pues se están vendiendo todas, y a precios exorbitados, por supuesto. ¿Porqué no una casa con forma de zapato, como la de Pulgarcito? La colección de edificios de formas de pesadilla, más propios de un parque temático, con un estilo “modernillo-sin-causa” (que tanto éxito está teniendo también en nuestras capitales de provincia) resulta una auténtica indigestión. El triunfo del mal gusto elevado al cubo.

Lo dicho, sólo un nuevo diluvio nos puede salvar. Si no, podemos ir esperando la expansión de la estupidez a velocidad de vértigo. El Islam ataca de nuevo, pero ya no es el que construyó Córdoba o Granada.

MÁS COSAS: Como sabemos, en las fuentes del derecho de todos los países civilizados se encuentra un principio básico de la regulación de la propiedad, por el cual las riquezas existentes bajo tierra no pertenecen al propietario de la superficie, sino a la colectividad, es decir, al Estado, que regulará su aprovechamiento en beneficio de todos. A estas alturas de la Historia, en un planeta ya –tristemente- globalizado, ese criterio inicialmente estatal debería extenderse inexcusablemente a las fronteras del nuevo escenario económico… es decir, a todo el globo. Dicho de otro modo, puesto que la economía ya es global, no se entiende por qué la riqueza del subsuelo no nos pertenece a todos los ciudadanos del mundo con independencia de las coordenadas geográficas donde se localicen, como hasta ahora pertenecían a todos los habitantes de cada país. Máxime cuando no hablamos de algo caprichoso (oro y plata) sino de una materia supuestamente imprescindible en nuestro desarrollo, como el petróleo. ¿O es que la Alianza de Civilizaciones sólo sirve para financiar ciclos de cine árabe?

1 comentario:

  1. Hola Carlos, no he podido evitar esta noche, casi víspera de un esperado enlace familiar, lanzarme a disfrutar de este pequeño rincón cibernético y gran espacio para el desahogue, el debate y la opinión. Me gustaría hacer referencia a la irremediable situación de la política española enlazando con tu última intervención en la que tildas de negocio a la política con fotos del líder del país "negocio".

    Esto es un problema bien gordo, y que no hay dieta que lo "des-agordice"; nos encontramos en un mundo en el cual cuando se comienza a razonar (aprox. los 13 años) sin ningún tipo de bagaje, se nos impone, obliga, a posicionarnos sobre temas como el aborto, inversiones económicas por parte de la Administración, la Iglesia etc. Y esto es un gran negocio, es comparable a la compra de artículos en una tienda. Encienda la TV y comience a posicionarse sobre temas SIMPLIFICADOS a priori por negros intereses que quieren convertirnos en borregos sin mente, sólo con un objetivo, acabar en un lado o en otro en vez de entender que la política "está hecha" (fundamentalmente) para que las cosas funcionen y que NO es como nos dice el señor Rajoy "ideas y valores" (textual), Política (sustancialmente) NO es encasquetar a la gente según sus valores en un partido u otro sólo para que no cambien su voto independientemente de la gestión del Gobierno, de captar adeptos a su partido de por vida unos por considerarse "socialista" (creyéndoselo, como el forofo de un equipo de fútbol) o "católico" (respetable, pero imposible de extraer e imponer o instalar en el juicio político). Esto se debe en gran medida a la falta de formación política y social que propone esta sociedad ultra-individualista hacia los nuevos individuos (que como humanos siempre fueron gregarios, y ahora nos damos el golpe en el lado contrario). Lo que quiero dejar claro es cual es el objetivo de la política, y mas en estos momentos de hecatombe financiera, que principalmente no es otro que solucionar los conflictos sociales, no posicionar, que también, porque el posicionamiento debería surgir del resultado de un Gobierno a la hora de resolver los conflictos y no de las llamadas "ideas y valores" que un Gobierno propone que no son mas que panfletos, productos, artículos con los que se mercantiliza a un alto precio, el PODER.

    En conclusión ,que mañana en Comess me esperan a las 10, no puedo estar más de acuerdo contigo en este parecer ya que la política a día de hoy, es un gran negocio en el que se comercia con IDEAS que se simplifican para que a priori parezcan evidentes muchos posicionamientos, y que en realidad arrastran una gran trascendencia que nos llevaría a poner en tela de juicio el sistema de valores creado, que va de la mano con el económico que hace que mucha gente mañana no tenga (si por fortuna tiene) que ir a un sólo trabajo, sino a 2 ó 3 para poder comer él y su familia.
    Carlos me despido hoy, pero me parece que esto se convertirá en ritual para mí, ya que hasta hoy no había percibido la esencia de internet y de este SUPER-BLOG del que D. Miguel Angel Pérez-Eguibar estaría no ya orgulloso, sino asombrado de cómo un alumno suyo supo captar tan bien la esencia de lo que es la maravillosa información subjetiva (yo más que blog lo llamaría gran revista de opinión, el collage de toda una experiencia en la vida, sabiendo captar lo sustancial y maravilloso). Mi más sincero saludo, Nacho.

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