miércoles, 2 de enero de 2013

LOS PUNTOS SOBRE LAS ÍES

Hace años un EXCELENTE ingeniero de caminos, miembro de la histórica generación que desde el Ministerio hizo las carreteras, embalses, redes de infraestructuras en general, etc., que aun disfrutamos, me contaba con humor su “fracaso” la única vez que había tenido que proyectar unas viviendas; se trataba de una implantación temporal para los trabajadores de un embalse y, como él mismo decía, por muchas vueltas que le había dado no consiguió ir más allá de “una caja de zapatos”.

Cuento esto para ilustrar la ignorancia encerrada en el reciente borrador de una ley de “servicios profesionales”, cuyos anónimos redactores entienden que quien sabe proyectar una nave industrial sabrá también proyectar un museo, por poner un ejemplo. La invalidez intelectual de este borrador la he comentado en otro sitio:
http://comunidad.uem.es/arquilectura/posts.
La tristeza que me produce el cada vez mayor DESPRECIO por los contenidos humanísticos en nuestros sistemas educativos soy incapaz de expresarla con palabras. Y sobre las insensateces que plantea el documento, no hay más que darse una vuelta por la red.

Pero mis preocupaciones aquí atañen más al pánico que me produce que cualquier indocumentado se ponga a legislar sobre asuntos de los que no sabe gran cosa, que no hacen ninguna falta, sin que la sociedad a la que sirve se lo haya pedido, sin haberlo anunciado en un programa electoral, sin ninguna base objetiva, sin medir la repercusión de su incompetencia, y sin que nadie pida RESPONSABILIDAD por todo ello. Menuda democracia.

Ante todo esto, los colegios profesionales han anunciado urgentes escritos de desacuerdo, recogidas de firmas, reuniones de afectados. No es este el camino, para esto ya es TARDE. Una vez más, empezamos a movernos cuando el daño ya está hecho.

Creo que el camino es la tramitación con urgencia de una DEMANDA en los tribunales que correspondan, formulada por la totalidad de esos colegios en férrea unión y en representación de sus colegiados, exigiendo se hagan públicos nombres y apellidos de todos los redactores de este infausto borrador, de sus titulaciones, trayectorias profesionales y en general de todo aquello que demuestre su competencia para legislar sobre estos asuntos. A ver si va a resultar que nos llevamos unas cuantas sorpresas, y que están escribiendo leyes quienes no debieran.

Igualmente, la demanda deberá exigir las fuentes en que se fundamenta este proyecto de ley, informes, estadísticas, directrices, etc. en orden a establecer la necesaria JUSTIFICACIÓN objetiva y completa de la exposición de motivos y del surrealista capítulo de “beneficios potenciales”. A ver si va a resultar que debajo de la alfombra encontramos también unas cuantas sorpresas.

Y si de todo esto se deriva incompetencia, inoportunidad, malversación de nuestro dinero en borradores inútiles o intereses indeseables, habrá que exigir las condenas que sean necesarias.

No estoy pidiendo nada raro. Esto se nos exige, todos los días, a los arquitectos, ingenieros y aparejadores (que éstos me perdonen por obviar sus tristes cambios de nombre): FIRMA, COMPETENCIA Y RESPONSABILIDAD. Si alguien de quienes nos administran no está dispuesto a darnos esto, a lo mejor es que no merece el puesto que ocupa.