viernes, 20 de julio de 2012

HACIA EL COLAPSO

No sé si este será el último post de este blog, ya que desde hace unos meses, cada vez que voy a colgar uno, montones de mensajes me amenazan por usar un navegador en vez de otro; es posible que dentro de poco ni siquiera pueda operar en esta web.
Estos mensajes empiezan a ser ya habituales en gran parte de la red; hay una web que incluso me dice que si navego con mi actual programa, será “bajo mi responsabilidad”… no sé qué daño puedo provocar por no pasarme el día actualizando programas o entrando en guerras comerciales que no van conmigo.
Cuando quiero ver una película en mi actual TV me he encontrado también que pese a usar siempre el formato AVI, en unos casos es compatible y en otros no, o al menos eso me dice la pantalla. Vamos, que hay AVIs y AVIs. ¿No es el mismo tipo de archivo? Parece que casi que sí, pero no del todo, ya que hay diferentes “encapsulados” (sic), pero no hay manera de detectarlo a priori. Caramba, o estudio una ingeniería o me aguanto y aplico prueba y error eternamente.
Tenemos en casa cuatro ordenadores, y ya nos hemos acostumbrado a que con cada uno se puedan hacer unas cosas u otras ya que, según el sistema operativo, los programas corren bien en unos sí y en otros no. Ay, siempre hace falta actualizar algún java, algún driver, algún tócame-los-c.
Ni siquiera los PDFs son ya universales… ojito a desde qué versión de programa se han generado, que también hay clases en el mundo informático (faltaría más).
Esta tendencia hacia la incomunicación digital -expresión contra natura- es cada vez más acusada y sospecho que irá in crescendo hasta llegar a la absoluta incompatibilidad entre sistemas, obligando al usuario a decantarse por unos u otros.
Se acabó el sueño de universalidad que nos trajeron los bytes y que demostraban la estupidez de la batalla VHS versus Betamax, las zonas geográficas del DVD o los enchufes de tres pinchos. Ese símbolo del entendimiento entre los pueblos que era el USB agoniza… (por cierto, ya no sólo hay un tamaño, por lo menos van por cuatro que yo sepa) ¿Es que la dictadura del Ipod no ha creado dos bandos? O eres de Apple o eres del mundo libre.
¡Ay, la codicia lo mata todo! “Enséñame la pasta”, decía el futbolista de la película, sin darse cuenta de que anteponer esa frase a los goles era lo que precisamente le estaba dejando sin pasta. En otras palabras, la avaricia romperá el saco… después de volvernos incompatibles a todos.